-0-
(((A veces
siento que he perdido tanto tiempo en mi vida, siento que aun es ayer y hay
tiempo de sobra para mañana, pero no hay nada, ni tiempo ni forma de medirlo, solo
la vaga ilusión que nos conduce a la locura, y el recuerdo de algunos días de
infancia….)))
-1-
Para
recordar la infancia hay que subirse a una escalera dorada
la maquina
del tiempo se activa con cada paso hacia arriba
y al llegar
a la cima sólo hay que levantar la mano derecha y colocarla en la frente
para
observar el horizonte como si estuviéramos “descubriendo” America,
así
descubriremos nuestra infancia.
-2- (cortándose las uñas)
Los
recuerdos son como las uñas.
Una de mis
abuelas me decía
que allí donde
dejes tus uñas, allí volverás de visita después de muerto
y si
tarareas una canción de aquellas, el transporte será más fácil
“Las manos de mi madre son como pájaros
en el aire” …
(aquí hay
que cortarse las uñas mientras se tararea la canción, y las uñas se guardan en
una cajita, puede ser de fósforos, de mentas o hasta un papelito bien doblado…)
-3- (amigos nuevos)
A lo lejos
se escucha la voz de mi otra abuela
ella era así
de grande y yo así de chiquito
“¿Sabes el
camino de regreso? … si abuela … no te vayas a perder … no abuela…”
Y me perdí,
en el parque,
que para mi era como un bosque,
no sabía que
camino tomar, era natural, como si quisiera perderme, para también perder otra
cosa muy importante, el miedo,
claro que
eso me costó un poco de trabajo, porque en realidad, si estaba perdido.
Pero al
llegar al claro donde los árboles hacen un circulo, por fin me calmé y me
olvidé estar perdido, allí me encontré con mis nuevos amigos
los árboles,
las ramas, los pájaros, las mariposas
y hasta un
Unicornio, porque en mi memoria de niño está muy claro que allí mismo, había un
unicornio, y eso nadie me lo va a negar, soy un niño, siempre digo la verdad.
-4- (mi unicornio café)
Mi Unicornio
era casi de color café, digo casi porque era medio transparente. Si se paraba
frente a un matorral marrón verdoso, desaparecía, bueno, eso era lo que yo
pensaba entonces porque no conocía el concepto de “camuflaje”, y es que él en
realidad no quería ser visto por todo el mundo, solo por los niños que andaban
hablando con los árboles.
El me dijo
que no existen los Unicornios azules, “a quien se le puede ocurrir eso”
mascullaba mientras comía sus trocitos de luz, y tampoco existen los Unicornios
blancos, esos son caballos con cuernos falsos que usan para las películas de
Jolibud.
Parece
mentira pero yo volvía a aquel rincón del parque y le contaba mis “cosas”.
“Sabes
Unicornio, tengo una bisabuela que parece tener mil años, es como una escultura
y tiene las orejas muy grandes…” “No le tengas miedo, antes de su muerte ella
te quiere dar algo que nunca olvidarás, cuando eso pase, acéptalo sin miedo”.
Recuerdo que
unos días antes de su muerte, la bisabuela Angelina un día me llamó a su cuarto
y me regalo un billete de cinco soles, que en la parte de atrás tenia la fortaleza
de Saqsaywaman, de Cusco, ese sitio cambio mi vida a los 17 años… (esa es otra
historia, pero vale saber que desde entonces he tratado de entender mi vida
como el encaje de grandes piedras que nadie cree que puede levantar….)
-5-
Nunca le
conté nada a nadie,
porque sabía
que no me iban a creer, y eso duele.
Así que tuve
que esperar hasta hoy, frente a Uds. para contarlo,
a ver si lo
toman como cosa de niños o como
historia
conocida en vuestra propia infancia.
Ya se que
más normal, aunque doloroso, contar por ejemplo
que un día
mi padre agarró la correa y zas…
me castigo
por algo que el creía que yo había hecho.
Ahora pienso
que el dolor me enseñó más de lo que pensé
(estúpida
puerta de vidrio).
Mi Unicornio
escuchaba cada palabra y las transformaba en aroma
y esta experiencia
de la correa huele a vinagre
y ahora cada
uno de mis recuerdos huelen.
Aquel de mi
abuelo dándome una pata de cangrejo para comer
y
acariciando mi cabeza, ese recuerdo no huele a mar,
huele dulce,
con algo de canela
y aquel otro
de mi madre tratando de explicarme
“como se
hacen los bebes”, ese huele a manzana
y el que
huele a limón es el de mi hermana pequeña
cuando me
abrazo fuerte y me dijo que me quería
porque yo la
cuidaba y la agarré a tiempo justo cuando
se caía de
la silla que usaba como caballo, traviesa
con el
culito al aire, siempre correteando por la casa como un ratoncito.
Pero hay
otros que huelen mas complicado,
porque son
el recuerdo de un recuerdo.
-6-
Este
recuerdo al principio huele a clavo, después a romero y ruda.
Allá lo veo,
es mi padre, que hace pocos días cumplió ochenta,
en realidad
tiene once y está jugando con sus amigos en la plaza de San Pedro
pronto harán
la travesura del siglo,
esperarán
que oscurezca para meterse a escondidas al negocio de Pancracio,
el
embalsamador del pueblo.
Parece que
hoy le ha llegado un muerto que está muy feo y hay que maquillarlo,
pero
Pancracio esta demasiado borracho para hacerlo.
Mi padre y
su banda se escabullen por le techo
y entran a
la recamara secreta, donde yace el enorme cuerpo de un muerto.
Al principio
lo miran con miedo, después de unos segundos sonríen
mi padre
abre la caja mágica de Pancracio y se lanzan al rostro.
Uno se
encarga de pintarle los ojos al muerto
otro las
cejas otro los pómulos y mi padre, los labios,
los pinta
con calma y precisión.
Voilá, los
niños son los maquilladores oficiales de este muerto.
Donde
aprendieron este arte?
Siempre
estuvieron al lado de Pancracio y vieron cada uno de sus movimientos.
Medio pueblo
llega al velorio y ven la obra de arte,
el muerto esta
mas lindo de muerto que de vivo
Pancracio es
un héroe, claro que el aún no lo sabe,
porque que
la resaca aun le pesa en los hombros.
-7-
Quizá todo
esto fue un sueño o es mentira… pero no la infancia nunca miente
eso puede
ser un problema o como decía mi otra abuela “es una bendición ser niño, que
pena que todos crecen…”
… y hablando
de bendiciones
creo que es
hora de bajarme de este pequeño cielo y saludar la tierra que hoy día
me toca
pisar.
Ah! Y mis
uñas cortadas, las quiero dejar en esta esquina, para algún día
volver
….volver…. volver….
Adrian, 15
Set. 2012
Leido en “Flor
y Canto para los Niños” Brava Theater, San Francisco
& “Art
in Nature” Festival, en los Redwoods de Oakland.
Imagen de la
instalación de libros azules y escalera dorada que se uso para performear el
poema.
Gracias por compartirlo! ...y que siga creciendo...o siendo recordado.
ResponderEliminarCurioso que subes para que alcanzar de nuevo a tu niñez. Como si la altura te diera la clarividencia que vamos perdiendo con los años. Todo lo contrario del Dante, que para ser lúcido, debe bajar y bajar, y siempre girar hacia la izquierda.
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