01 octubre 2012

Poema para ser leído desde lo alto de una escalera de tijera de cinco escalones




-0-
(((A veces siento que he perdido tanto tiempo en mi vida, siento que aun es ayer y hay tiempo de sobra para mañana, pero no hay nada, ni tiempo ni forma de medirlo, solo la vaga ilusión que nos conduce a la locura, y el recuerdo de algunos días de infancia….)))

-1-
Para recordar la infancia hay que subirse a una escalera dorada
la maquina del tiempo se activa con cada paso hacia arriba
y al llegar a la cima sólo hay que levantar la mano derecha y colocarla en la frente
para observar el horizonte como si estuviéramos “descubriendo” America,
así descubriremos nuestra infancia.

-2- (cortándose las uñas)
Los recuerdos son como las uñas.
Una de mis abuelas me decía
que allí donde dejes tus uñas, allí volverás de visita después de muerto
y si tarareas una canción de aquellas, el transporte será más fácil
 “Las manos de mi madre son como pájaros en el aire” …
(aquí hay que cortarse las uñas mientras se tararea la canción, y las uñas se guardan en una cajita, puede ser de fósforos, de mentas o hasta un papelito bien doblado…)

-3- (amigos nuevos)
A lo lejos se escucha la voz de mi otra abuela
ella era así de grande y yo así de chiquito
“¿Sabes el camino de regreso? … si abuela … no te vayas a perder … no abuela…”
Y me perdí,
en el parque, que para mi era como un bosque,
no sabía que camino tomar, era natural, como si quisiera perderme, para también perder otra cosa muy importante, el miedo,
claro que eso me costó un poco de trabajo, porque en realidad, si estaba perdido.
Pero al llegar al claro donde los árboles hacen un circulo, por fin me calmé y me olvidé estar perdido, allí me encontré con mis nuevos amigos
los árboles, las ramas, los pájaros, las mariposas
y hasta un Unicornio, porque en mi memoria de niño está muy claro que allí mismo, había un unicornio, y eso nadie me lo va a negar, soy un niño, siempre digo la verdad.

-4- (mi unicornio café)
Mi Unicornio era casi de color café, digo casi porque era medio transparente. Si se paraba frente a un matorral marrón verdoso, desaparecía, bueno, eso era lo que yo pensaba entonces porque no conocía el concepto de “camuflaje”, y es que él en realidad no quería ser visto por todo el mundo, solo por los niños que andaban hablando con los árboles.
El me dijo que no existen los Unicornios azules, “a quien se le puede ocurrir eso” mascullaba mientras comía sus trocitos de luz, y tampoco existen los Unicornios blancos, esos son caballos con cuernos falsos que usan para las películas de Jolibud.
Parece mentira pero yo volvía a aquel rincón del parque y le contaba mis “cosas”.
“Sabes Unicornio, tengo una bisabuela que parece tener mil años, es como una escultura y tiene las orejas muy grandes…” “No le tengas miedo, antes de su muerte ella te quiere dar algo que nunca olvidarás, cuando eso pase, acéptalo sin miedo”.
Recuerdo que unos días antes de su muerte, la bisabuela Angelina un día me llamó a su cuarto y me regalo un billete de cinco soles, que en la parte de atrás tenia la fortaleza de Saqsaywaman, de Cusco, ese sitio cambio mi vida a los 17 años… (esa es otra historia, pero vale saber que desde entonces he tratado de entender mi vida como el encaje de grandes piedras que nadie cree que puede levantar….)

-5-
Nunca le conté nada a nadie,
porque sabía que no me iban a creer, y eso duele.
Así que tuve que esperar hasta hoy, frente a Uds. para contarlo,
a ver si lo toman como cosa de niños o como
historia conocida en vuestra propia infancia.
Ya se que más normal, aunque doloroso, contar por ejemplo
que un día mi padre agarró la correa y zas…
me castigo por algo que el creía que yo había hecho.
Ahora pienso que el dolor me enseñó más de lo que pensé
(estúpida puerta de vidrio).
Mi Unicornio escuchaba cada palabra y las transformaba en aroma
y esta experiencia de la correa huele a vinagre
y ahora cada uno de mis recuerdos huelen.
Aquel de mi abuelo dándome una pata de cangrejo para comer
y acariciando mi cabeza, ese recuerdo no huele a mar,
huele dulce, con algo de canela
y aquel otro de mi madre tratando de explicarme
“como se hacen los bebes”, ese huele a manzana
y el que huele a limón es el de mi hermana pequeña
cuando me abrazo fuerte y me dijo que me quería
porque yo la cuidaba y la agarré a tiempo justo cuando
se caía de la silla que usaba como caballo, traviesa
con el culito al aire, siempre correteando por la casa como un ratoncito.
Pero hay otros que huelen mas complicado,
porque son el recuerdo de un recuerdo.

-6-
Este recuerdo al principio huele a clavo, después a romero y ruda.
Allá lo veo, es mi padre, que hace pocos días cumplió ochenta,
en realidad tiene once y está jugando con sus amigos en la plaza de San Pedro
pronto harán la travesura del siglo,
esperarán que oscurezca para meterse a escondidas al negocio de Pancracio,
el embalsamador del pueblo.
Parece que hoy le ha llegado un muerto que está muy feo y hay que maquillarlo,
pero Pancracio esta demasiado borracho para hacerlo.
Mi padre y su banda se escabullen por le techo
y entran a la recamara secreta, donde yace el enorme cuerpo de un muerto.
Al principio lo miran con miedo, después de unos segundos sonríen
mi padre abre la caja mágica de Pancracio y se lanzan al rostro.
Uno se encarga de pintarle los ojos al muerto
otro las cejas otro los pómulos y mi padre, los labios,
los pinta con calma y precisión.
Voilá, los niños son los maquilladores oficiales de este muerto.
Donde aprendieron este arte?
Siempre estuvieron al lado de Pancracio y vieron cada uno de sus movimientos.
Medio pueblo llega al velorio y ven la obra de arte,
el muerto esta mas lindo de muerto que de vivo
Pancracio es un héroe, claro que el aún no lo sabe,
porque que la resaca aun le pesa en los hombros.

-7-
Quizá todo esto fue un sueño o es mentira… pero no la infancia nunca miente
eso puede ser un problema o como decía mi otra abuela “es una bendición ser niño, que pena que todos crecen…”
… y hablando de bendiciones
creo que es hora de bajarme de este pequeño cielo y saludar la tierra que hoy día
me toca pisar.
Ah! Y mis uñas cortadas, las quiero dejar en esta esquina, para algún día volver
….volver…. volver….
...porque este poema aun no está terminado ... 
hay muchos aromas que recordar... 



Adrian, 15 Set. 2012
Leido en “Flor y Canto para los Niños” Brava Theater, San Francisco
& “Art in Nature” Festival, en los Redwoods de Oakland.
Imagen de la instalación de libros azules y escalera dorada que se uso para performear el poema.