23 julio 2014

Angel despertando en un extraño edificio





-para Mario Bellatin-

No soy un Angel
me niego
yo no cuido a nadie
nadie cuida de mi
-¿qué hago aquí?-
supongo que un día alguien me hizo
me construyó con sus manos
pero no se quién
ni con qué propósito
y eso es lo único que me hace sentir que existo
la incertidumbre
de que quizá
puedo ser
un Angel
pero por si acaso
yo no cuido a nadie
y nadie cuida de mi

© adrián 22-23 julio 2014

14 julio 2014

Veintitrés metros para llegar a ti


-para Tania-

Hoy compré cinco metros de lechuga
para cortarlos en hojas con forma de mapas
y hacer una ensalada de carreteras para llegar a ti

hoy hilvané cinco metros de abrazos
que fui coleccionando en los últimos días
para tejer una bufanda que realmente abrigue

hoy arranqué del asfalto cinco metros de sombras
para jugar a las escondidas
y abanicar mi silencio con el ruido de sus dobleces.

hoy trenzaré cinco metros de nubes como si fueran rieles
para llegar a tu sueño sin despertarte
y ser la tela que levemente toca tu piel

tengo que confesar que compré un metro extra de lechuga
por si acaso me perdiera con el mapa en el camino
como suele suceder

también arranqué un metro más de sombras
porque pasaron unos pájaros proyectando sus alegres cuerpos
y no pude evitarlo

y como me quedó un metro de abrazos
lo cosí para hacer un bolsillo
en donde guardar este poema, hasta que vuelvas.




©Adrián 2014
Gracias Oquendo de Amat, por dejarme usar 5 metros de inspiración, gracias Anaís por tu frase “5 metros de lechuga”


07 julio 2014

No se que puedo ver con estos ojos



I
No se que puedo ver con estos ojos
que no han visto sino el extravío de la luz
pegada a las sombras de las cosas temporales
un tiempo dedicado a pasar desapercibido
escondido en el dobladillo de faldas y pantalones,
días idénticos en horas inexactas llenas de minutos dormidos…
no se que puedo ver con estos ojos.

II
Con estos ojos atisbé el paraíso de otros ojos
cuyas caderas me hicieron perder la noción del tiempo
en un abrazo de incontables historias,
delicadas heridas de un cuchillo que infringe placer
y caí fulminado en un beso que ahora recuerdo
como si hubiese sido el canto
de un ave profundamente dormida.

III
Cuando los abro, mis ojos se apuran a contarme algo
me describen con tanta exactitud las cosas
que ya no se si creerles y los juzgo.
Les miro a los ojos, frente a la irrefutable prisión de la memoria
el espejo me devuelve la duda
la luz se escurre líquida en mis pestañas,
y me derrito ante la verdad de las cosas que veo pasar...




©Adrián