26 febrero 2015

Estados



La alegría es un estado razonable
acomodado a las necesidades del día
importante para desarrollar músculo en las mandíbulas
y espasmos de absurda incongruencia anatómica.
En cambio la tristeza
es un estado definitivo
que se sale de lugar
y explora el lado oscuro del cuerpo
nuestra noche
nuestra luna interior
importante para desarrollar
el músculo de la supervivencia
aunque puede degenerar en adicción
si es que no se sabe controlar
el flujo lacrimal
y las ganas de desaparecer.

Al final ambas emociones
no son nada al lado de la apatía
que desciende hasta el sótano de nuestras entrañas
en donde todo es viscoso
y el mismo corazón cambia sus latidos
por un lento goteo que provoca
la repentina aparición del único ser
que nos podría devorar en un “santiamén”
la inercia
animal de cien patas que no sabe andar
y cuyo primer paso
nos llevará al fin de nuestra existencia.




© Adrián

feb 26, 2015

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