19 enero 2012

Se trata de sonidos...



Después de que mi madre murió
creo que puedo hacer música con cualquier objeto
atravesar las puertas sin abrirlas
y hasta comer el pan sin que el pan exista.

No es cosa de luto o calamidad
se trata de sonidos, por ejemplo,
el de la nieve detenida en los árboles
parece que no suena
pero hay que acercarse y pegar la oreja al tronco.

Los pájaros cuando duermen
sueñan que hablan y dicen cosas raras
y al despertar no entienden “ni pio”
porque no pueden aceptar que eso es posible.

Es como si el aire se hubiera alimentado del aliento
de las cosas inanimadas y de repente todo suena
cada vez que empuño el lapicero en la libreta
cada vez que aprieto las teclas o hago un silencio, todo cuenta.

Pensé que seria buena idea seguir los últimos deseos de mi madre,
las cenizas esparcidas en Castelar sonarían como las hojas
cayendo del limonero de su infancia
ese que ya no existe pero estuvo allí, tengo testigos.

Sería como reconstruir el árbol derribado
como apagar el fuego que quemó su cuerpo
como extraer el monstruo que habitó sus entrañas
como apagar las velas de un cumpleaños que faltó celebrar.

Es como si el aire se hubiera apoderado de mis esfuerzos
y escribo congelado y feliz de saber que no hay medida para la vida
sólo para el sonido que la vida expele cada vez que dice Ding dong
y respondemos clunk clank…


© imagen María López, texto Adrian, primeras horas de enero19

2 comentarios:

  1. "Sería como reconstruir el árbol derribado
    como apagar el fuego que quemó su cuerpo
    como extraer el monstruo que habitó sus entrañas
    como apagar las velas de un cumpleaños que faltó celebrar".

    Sin palabras...ya las dijiste todas que las mías estarían de más.

    TQM

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  2. Anónimo1/19/2012

    Al terminar de leer 1,2,3,4 y 5 veces el poema, me puse de pie y lo aplaudí. Abrazos desde Lima-Perú.

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