01 octubre 2012

Poema para ser leído desde lo alto de una escalera de tijera de cinco escalones




-0-
(((A veces siento que he perdido tanto tiempo en mi vida, siento que aun es ayer y hay tiempo de sobra para mañana, pero no hay nada, ni tiempo ni forma de medirlo, solo la vaga ilusión que nos conduce a la locura, y el recuerdo de algunos días de infancia….)))

-1-
Para recordar la infancia hay que subirse a una escalera dorada
la maquina del tiempo se activa con cada paso hacia arriba
y al llegar a la cima sólo hay que levantar la mano derecha y colocarla en la frente
para observar el horizonte como si estuviéramos “descubriendo” America,
así descubriremos nuestra infancia.

-2- (cortándose las uñas)
Los recuerdos son como las uñas.
Una de mis abuelas me decía
que allí donde dejes tus uñas, allí volverás de visita después de muerto
y si tarareas una canción de aquellas, el transporte será más fácil
 “Las manos de mi madre son como pájaros en el aire” …
(aquí hay que cortarse las uñas mientras se tararea la canción, y las uñas se guardan en una cajita, puede ser de fósforos, de mentas o hasta un papelito bien doblado…)

-3- (amigos nuevos)
A lo lejos se escucha la voz de mi otra abuela
ella era así de grande y yo así de chiquito
“¿Sabes el camino de regreso? … si abuela … no te vayas a perder … no abuela…”
Y me perdí,
en el parque, que para mi era como un bosque,
no sabía que camino tomar, era natural, como si quisiera perderme, para también perder otra cosa muy importante, el miedo,
claro que eso me costó un poco de trabajo, porque en realidad, si estaba perdido.
Pero al llegar al claro donde los árboles hacen un circulo, por fin me calmé y me olvidé estar perdido, allí me encontré con mis nuevos amigos
los árboles, las ramas, los pájaros, las mariposas
y hasta un Unicornio, porque en mi memoria de niño está muy claro que allí mismo, había un unicornio, y eso nadie me lo va a negar, soy un niño, siempre digo la verdad.

-4- (mi unicornio café)
Mi Unicornio era casi de color café, digo casi porque era medio transparente. Si se paraba frente a un matorral marrón verdoso, desaparecía, bueno, eso era lo que yo pensaba entonces porque no conocía el concepto de “camuflaje”, y es que él en realidad no quería ser visto por todo el mundo, solo por los niños que andaban hablando con los árboles.
El me dijo que no existen los Unicornios azules, “a quien se le puede ocurrir eso” mascullaba mientras comía sus trocitos de luz, y tampoco existen los Unicornios blancos, esos son caballos con cuernos falsos que usan para las películas de Jolibud.
Parece mentira pero yo volvía a aquel rincón del parque y le contaba mis “cosas”.
“Sabes Unicornio, tengo una bisabuela que parece tener mil años, es como una escultura y tiene las orejas muy grandes…” “No le tengas miedo, antes de su muerte ella te quiere dar algo que nunca olvidarás, cuando eso pase, acéptalo sin miedo”.
Recuerdo que unos días antes de su muerte, la bisabuela Angelina un día me llamó a su cuarto y me regalo un billete de cinco soles, que en la parte de atrás tenia la fortaleza de Saqsaywaman, de Cusco, ese sitio cambio mi vida a los 17 años… (esa es otra historia, pero vale saber que desde entonces he tratado de entender mi vida como el encaje de grandes piedras que nadie cree que puede levantar….)

-5-
Nunca le conté nada a nadie,
porque sabía que no me iban a creer, y eso duele.
Así que tuve que esperar hasta hoy, frente a Uds. para contarlo,
a ver si lo toman como cosa de niños o como
historia conocida en vuestra propia infancia.
Ya se que más normal, aunque doloroso, contar por ejemplo
que un día mi padre agarró la correa y zas…
me castigo por algo que el creía que yo había hecho.
Ahora pienso que el dolor me enseñó más de lo que pensé
(estúpida puerta de vidrio).
Mi Unicornio escuchaba cada palabra y las transformaba en aroma
y esta experiencia de la correa huele a vinagre
y ahora cada uno de mis recuerdos huelen.
Aquel de mi abuelo dándome una pata de cangrejo para comer
y acariciando mi cabeza, ese recuerdo no huele a mar,
huele dulce, con algo de canela
y aquel otro de mi madre tratando de explicarme
“como se hacen los bebes”, ese huele a manzana
y el que huele a limón es el de mi hermana pequeña
cuando me abrazo fuerte y me dijo que me quería
porque yo la cuidaba y la agarré a tiempo justo cuando
se caía de la silla que usaba como caballo, traviesa
con el culito al aire, siempre correteando por la casa como un ratoncito.
Pero hay otros que huelen mas complicado,
porque son el recuerdo de un recuerdo.

-6-
Este recuerdo al principio huele a clavo, después a romero y ruda.
Allá lo veo, es mi padre, que hace pocos días cumplió ochenta,
en realidad tiene once y está jugando con sus amigos en la plaza de San Pedro
pronto harán la travesura del siglo,
esperarán que oscurezca para meterse a escondidas al negocio de Pancracio,
el embalsamador del pueblo.
Parece que hoy le ha llegado un muerto que está muy feo y hay que maquillarlo,
pero Pancracio esta demasiado borracho para hacerlo.
Mi padre y su banda se escabullen por le techo
y entran a la recamara secreta, donde yace el enorme cuerpo de un muerto.
Al principio lo miran con miedo, después de unos segundos sonríen
mi padre abre la caja mágica de Pancracio y se lanzan al rostro.
Uno se encarga de pintarle los ojos al muerto
otro las cejas otro los pómulos y mi padre, los labios,
los pinta con calma y precisión.
Voilá, los niños son los maquilladores oficiales de este muerto.
Donde aprendieron este arte?
Siempre estuvieron al lado de Pancracio y vieron cada uno de sus movimientos.
Medio pueblo llega al velorio y ven la obra de arte,
el muerto esta mas lindo de muerto que de vivo
Pancracio es un héroe, claro que el aún no lo sabe,
porque que la resaca aun le pesa en los hombros.

-7-
Quizá todo esto fue un sueño o es mentira… pero no la infancia nunca miente
eso puede ser un problema o como decía mi otra abuela “es una bendición ser niño, que pena que todos crecen…”
… y hablando de bendiciones
creo que es hora de bajarme de este pequeño cielo y saludar la tierra que hoy día
me toca pisar.
Ah! Y mis uñas cortadas, las quiero dejar en esta esquina, para algún día volver
….volver…. volver….
...porque este poema aun no está terminado ... 
hay muchos aromas que recordar... 



Adrian, 15 Set. 2012
Leido en “Flor y Canto para los Niños” Brava Theater, San Francisco
& “Art in Nature” Festival, en los Redwoods de Oakland.
Imagen de la instalación de libros azules y escalera dorada que se uso para performear el poema.

03 septiembre 2012

El canto de las sombras




Las sombras, apropiándose del cuerpo
abrazándolo en silencio porque son más de una
hacen de las suyas cuando no estás mirando.

Lentas de luz se evaporan en tus manos cuando saludas
te odian cuando apagas el interruptor o cuando
matas la claridad cerrando los ojos.

Una a una les gusta moverse detrás de ti en secreto
porque hay muchas a cada instante
solo un cuerpo pero miles de ellas acompañándote.

Pálida de luna se queda alguna
cuando hemos dejado entrar de soslayo
el aroma inesperado de la noche.

Los olivos de plata visten su cuerpo
y sale a reflejar su encanto
el astro ciego en flor.

Parodian las ranas el juego de sombras
que saltan sin sentido sobre la piel aflictiva
es el dolor de estar quedándose a solas.

La voz de una de ellas te salmodia
y a coro su oración llorosa te abre
la delicada puerta de los miedos.

Bruna y áspera se esconde en tu cuello
para lanzarse sobre el primero que te hable
de sauces, lagunas o espejos.

La custodia un silencio de fragua
un surtidor de oscuridades claras
y tu la reverencias como si fuera dueña de tu aliento

Se impone del sol pero no cabe
se impone la densidad de un candelabro
y allí está ella vestida de asfalto

abstraída en el follaje del silencio
entre la vereda y el dintel
entre las comisuras del cuerpo tendido

Desmayan comprimidas en atuendo de plata antigua
la boca de un león la rama de un árbol la nube
que anuncia la obscuridad del tiempo…

…siseando las sombras se alejan de tu cuerpo
anunciando la próxima estación de tu piel
el próximo sueño a soñar.



© Adrian, para el Abuelo Carlos Maria, padre de mi Madre, poeta romántico y simbolista del sur.

03 agosto 2012

¿La religión del amor o El Amor como religión?




Despertar la furia del amor
es despertar el viento
hacerlo girar en círculos
divagar en sus brazos aceitosos
acompañar el ritmo ecléctico de sus aplausos
y amasar el gozo de los moretones
obtenidos con el meloso zarandeo
del placer

Despertar la calma del amor
es arrancar la piel del silencio
y devorar cada lengua que crece
en los desfiladeros de la locura
empapelando el agua con trozos de fuego
arrinconando el miedo con la saliva
que produce la inmensidad
de un suspiro

Despertar el equilibrio del amor
es despertar a un moribundo
sacarle los ojos y hacerlo bailar
sobre el terciopelo de sus deseos
bajo el áspero espejo de sus reflexiones
exprimiendo la piel guardada en cada abrazo
atesorando la humedad acumulada
en cada beso

Despertar al amor no es un problema
el problema es dejarlo dormir a veces
para que no se canse de tantas reverencias
para que exista en cada mordisco en cada pena
en cada desesperado poema sin sentido
en cada semáforo a punto de dar el verde
en cada par de cuerpos traspirando sin reparo
hasta mas no poder

(ay el amor, ay la vida
que bueno)


© Adrian, 3 Agosto 2012

01 julio 2012

Ciudad de Gloria (Poema que ha llegado del futuro)



el perfume oscuro de tu cuerpo abiertoooooooggggggggssssssssssssssffffffffffff
sólo tocar tu piellllllllllllllllllllllllkkkkkccccrea el efecto

aaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
el encanto de tu cuerpo en frente del fuego de mis dedosssssssszzzzzfffffffff

orgasmo puede ser sólo mirarte pero esta vez mi lengua retiene el secreto
líquido de tus labiossssssssssssssssssszzzzzzzzzzzzzhhhhhhh

yo no puedo vivir en las flores, las arrancaré un diaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhh
mmmmmmmmmmmhhhhhhsssssssssss

el sabor de mi sexo que guardas en tu bocaaaaaahhhhhhhhhh
zzzzzzzzzzzzzzzzhhhhfffffffffffffffffffffff

asfixiado en tu carne, su olor,  tu penetrante
abrazzzooooooohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

y empiezo a sentir que hay sangre dentro
mioooooooooooohhhhhhhffffffffffssssss




© Adrian, poema en el libro "BT: The Lost Library"

27 junio 2012

(Canto escrito por habitantes de la última tribu Amazónica descubierta en el año 2063)




Nace mariposa del árbol
Que en el sueño cada semilla riego
-Kashaniltzi, agua en el cuerpo-
Crece en la luz la rama
Que del tiempo se encargan las gotas
-Kashaniltzi, fuego en la tierra-
Muere la crujiente luna
Que del sol me apodero sin miedo
-Kashaniltzi, piel para el viento-

21 mayo 2012

Acerca de eclipses y cosas difíciles de explicar




A veces le llamamos eclipse
a veces maldición milagro o buena suerte
a veces queremos que sea el fin del mundo
a veces sólo una forma de quedarnos ciegos
o de hacernos fuertes.

Cuando era niño, jugando canicas en el patio de la escuela,
llegó mi primer eclipse
en medio de mi mejor jugada todo se oscureció
el cielo las miradas las posibilidades de ganar
me dijeron que no mire al sol directamente
pero lo hice, mis ojos se cegaron
con un inexplicable dolor de cabeza y perdí.

El brillo apareció en mis sueños durante varias noches
esa luz me empujaba en el aire y me hacía volar
por encima de la ciudad, el bosque y el mar.
Así visité un lugar del que no puedo hablar mucho
no porque sea un secreto sino que
no hay una forma coherente de explicarlo.

Recuerdo que un día, muchos años después,
esperando un autobús de madrugada en una calle desierta
sentí la punta de un cuchillo en mi espalda
mi cuerpo se eclipsó, de repente perdí el miedo
y hablé con aquel hombre en un idioma extraño
nada me podía pasar en ese momento
era de piedra, indestructible y a la vez
liviano, casi transparente.
Me defendí con palabras escogidas cuidadosamente,
aquel entendió que yo sólo era un estudiante
con "un sol" en el bolsillo y se marchó molesto,
cuando llegué a casa dormí por dos días.

Al despertar me di cuenta que había perdido mi clase de lógica
me reí de mi mismo y salí por las calles a caminar, sin miedo.
Desde entonces, empecé a tararear algo en voz baja
ahora siempre estoy haciéndolo, no se que canto
aunque eventualmente creo reconocer la melodía.

No sabemos mucho del sol o de la luna
excepto que  uno es al que le damos vuelta siempre
y la otra nos da vuelta cada día.
Es tan raro pensar que se juntan, como si el cielo fuera de papel
como si jugáramos a hacer un collage.

A veces le llamamos eclipse
a veces ganas de salir corriendo o de atrevernos a hacerlo
a veces queremos que sea el principio de algo nuevo
a veces sólo una forma de abrir los ojos con alegría
o de llorar a escondidas.


©Adrián, 21 mayo 2012

23 abril 2012

Carta a mi Madre muerta




Madre, hace tiempo no te escribo… Recuerdo que a veces intercambiábamos correos hablando de viejas historias familiares, poesía, caminatas, recetas de cocina, mejor dicho, truquitos para conseguir un buen platillo ...

Es raro escribirte sabiendo que no me contestarás, pero mi conciencia científica se toma un descanso y regreso a la posibilidad de encontrarte en sueños y que allí me sigas narrando aquella historia que nunca terminaste de escribir, aquel paseo por la casa de Castelar que se quedó trunco cuando llegaste frente al limonero, aquella película que viste en la cinemateca y no me quisiste contar el final por si yo algún día… ya sabes, las cosas que estuvieron pasando y que no podíamos compartir porque un océano de palabras se puso a vivir en medio.

Quisiera saber que pasó con el viento que entraba por la ventana y movía la cortina delicadamente, dejando pasar la suave luz de la tarde, dibujando pequeñas sombras espectrales en las paredes. Sombras que se salían de su curso, se convertían en breves seres multiformes que se iban a vivir a los cuadros, los adornos, los platos, copas y cubiertos, sombras que bailaban frente a tus ojos haciéndote descubrir un mundo que sentías profundamente tuyo, y que tratabas de entender con palabras que aun no existen en los diccionarios, un mundo que quizá ahora ayudas a dibujar… quizá ahora ayudas a que vivamos en él. Sólo dime si existe tal, susúrramelo a la hora de cocinar o de dormir, allí estarán mis orejas, atentas al jaloncito.

De bebé creo recordar tus zapatos blancos, de tacón, cuando entrabas al jardín, me agarrabas y me hacías volar por el aire, aunque sé que eso me lo contó la abuela. De niño te recuerdo terminando de pintar los cuadros de mi padre, y también los de otros artistas de aquel tiempo. De adolescente, abrazándome junto a una enredadera de bugambilia, el día que te mostré mi primer poema. Te recuerdo tratando de no llorar cuando me fui a estudiar a la ciudad. Cuando te visitaba siempre me hacías milanesas o arroz con pollo. Y me encantaba recibir tus cartas en papel de rayas celestes, con tu letra redondeada. ¿Te acuerdas cuando te ayudaba a pintarte el cabello o cuando me llevaste a tomar mi primer milkshake?. Siento decirte que casi no tomo leche en estos días, pero el recuerdo es delicioso, aunque debo confesar que el mejor de todos los recuerdos es aquel abrazo que nos diste a mi hermano y a mi en una playa al norte del Perú, aun siento el latido de tu corazón mezclándose con las olas.

Antes de despedirme quiero agradecerte por incitarme a escribir ese poema del vino, se que ambos disfrutamos la alegría inspiradora de un Malbec, a ver si nos vemos pronto y nos tomamos una copa en el balcón y hablamos de los viejos tiempos.

Te adjunto un poema que estoy haciendo y no puedo encontrar final, es uno que semeja una carta y parece estar llena de recuerdos, pero en el fondo siento que es otra cosa. Quisiera que fuera un mensaje secreto, una piedra lanzada al vacío, una gota de agua sobre el cristal invisible de la memoria …  A ver si me ayudas a terminarlo, que seguro tienes una buena idea, como eso de moler el ajo con el tenedor y esconderlo bajo los trozos de pescado a la hora de hacer ceviche.

Un beso enorme, tu hijo Adrián.

(23 Abril 2012)


© poema-carta de adrián
© foto de verita (creo, que sino, quizá fue la abuela)

21 abril 2012

De Lluvia, Vino y Arena





-Para Daniel del Solar, 13 Junio 1940 - 13 Enero 2012 -


Después de servirte un buen vaso de vino tinto
necesitas una ventana para esperar la lluvia de hoy
y un par de orejas bien afinadas
para recordar el sonido de la lluvia de ayer.

-primer sorbo de vino-

Cuando era niño pensaba que la lluvia era un montón de patos
que de repente se acordaron que tenían algo que hacer
y salían volando disparados, salpicando toda el agua del mundo.
En la adolescencia la lluvia era romántica y mojarse era un acto de fervor,
una excusa para el abrazo y la desnudez.
A los veintitantos la lluvia era un estado del alma,
a los treinta y muchos se había convertido en un estereotipo en decadencia,
después de los cincuenta la lluvia se convirtió en una máquina del tiempo
que no necesita mas combustible que la memoria.

-segundo sorbo de vino-

No me importaba mojarme
sobre todo si estaba bien acompañado
(un abrazo lo arregla todo)
La lluvia curó mis heridas mas profundas, en realidad
las lamió, y dejó en carne viva lo que hay que sacar fuera
para que se caiga solo.
Poco tuvo que ver la meteorología en esto
excepto por aquella vez en que la lluvia no me dejó llegar a tu puerta
y quise asesinar al “hombre del tiempo”.

-tercer sorbo de vino-

¿Qué necesita la lluvia para sobrevivir? …
la paciencia e ilusión de sus seguidores
cada gota  para un recuerdo bien plantado
cada trozo de humedad para un bocadillo de locura
un trozo de humanidad para explicar el choque con nubes no deseadas
y el silencio, para sentir su repicar en las ventanas.

El dedo índice dibuja un círculo en el vacío
básico y ecuménico, como el pan de cada día
como el agua y el vino en la mesa de la ultima cena
como el abrazo final, ese que te deja el ruido de lo que se fue
y después, una lista larga de pecados por cometerse
-amen amen amén que bien cometidos estuvieron-
y la lluvia seguirá cayendo
-click click click, como fotos que se disparan una y otra vez-
sobre las cabezas de los culpables los inocentes los que no saben nada
-click click click, tratando de atrapar cada instante-
sobre las cabezas de los que creen saberlo todo y se siguen preguntando
¿porque diablos cae la lluvia? ¿qué es una nube?
¿porqué estoy aquí abajo recibiendo cada gota?
cada gota cada gota
cada gota cada
click click click
gota gota
cada
clic
k
.

-último sorbo de vino-

No hay lluvia, sólo arena
camino con mis zapatos sobre ella
y cada vez que la piso siento
que dibujo un paisaje con ciudades enormes
que nunca
nunca
nunca
visitaré
… bueno …. quizá en sueños
hasta que vuelva la lluvia otra vez
y se las coma.



(Después de varios días de lluvia, pero ha llegado el tiempo del Solar)
© Imagen y poema Adrián

24 marzo 2012

(sin título)



Un pueblo es su mercado
su estación de tren su casa más antigua
su loco su cementerio
su luna casi llena brillando en el recuerdo de un beso

una ciudad es su centro comercial
su aeropuerto su edificio más alto
su estrella de rock su mausoleo
su sol inoportuno iluminando el recuerdo de un beso

somos lo que comemos
lo que andamos lo que soñamos
somos el abrazo que dimos
y el golpe que nos dieron

el amor es un cajón lleno de poemas inútiles
y unas ganas feroces de morder un cuello
y atravesar con la mayor de las indecencias
el pasillo de la cordura

aparecer de repente vestido de cicatrices
y decir sin miedo “soy yo”
y seguir siendo cualquier otro
sin que nadie se percate de la diferencia

entre pueblo y ciudad
entre cementerio y mausoleo
entre sol y luna
entre beso y beso.




© poema e imagen by Adrian, 2012

03 marzo 2012

Poema de amor desesperado



Quiero tocar tu puerta
pero no encuentro mis manos
creo que las olvidé en aquel sueño
donde acariciaba tu nuca
después de haber abrazado tu espalda por horas
o quizá
mis manos se fueron con la lluvia
para tocar los rostros
de quienes la miran de frente
y la reciben sin miedo
…pero ¿qué digo?
aquí están mis manos
escribiendo tu nombre en este trozo de papel que no es papel
en este trozo de luz que me da la sensación perfecta del vacío
escribiendo en la arena de esta playa inventada por mis ganas
esperando que llegue la ola y lo borre todo de una vez pero
no hay mar ni cielo
ni arena ni lluvia
ni luz
sólo una puerta,
tu puerta cerrada
y mis manos
que no saben qué hacer.



© Adrian, foto y poema, marzo 2012

19 febrero 2012

... Tengo un sueño ….



… sueño con un baile de heridas
cada cuerpo que se mueve es una abertura un espacio
es carne viva, una entrada al dolor o un recuerdo.
De repente dos de las heridas se detienen
se convierten en cicatriz y se sientan a descansar.

Mis dos abuelos, que nunca se conocieron
-por vivir muy lejos uno del otro, en tiempo y espacio-
siempre quedaban perplejos frente al océano.

Al abuelo de piel canela, descendiente de Mochicas
con su pizca inevitable de Español,
que vivía más al norte -por así decirlo-
desde joven le gustaba sacar caracoles y lapas de la orilla rocosa,
los comía con un chorro de limón mirando las olas del Pacífico
mientras pensaba inventar algo único
que sería un buen negocio para mantener a la familia.

Al abuelo de piel blanca, con su toque de oliva
descendiente de italianos, alemanes y españoles,
que vivía más al sur –digámoslo así-
desde joven gustaba de inhalar bocanadas de “aromar” del Atlántico
así llamaba a la brisa por ser poeta simbolista de aquellos tiempos
inventando palabras para sus futuros libros
siempre añorando tener una familia.

Ambos coleccionaban cosas.
Mi abuelo del Pacífico, clavos en frascos de vidrio, botones de metal
creó pomadas secretas para las arrugas y hasta dicen que inventó la lejía.
Mi abuelo del Atlántico, relojes de arena, monedas de dos caras
y escribía poemas a las frutas, los santos y las muchachas.
Ambos querían viajar y visitar lugares exóticos, pero nunca lo hicieron.

En una ciudad llena de cúpulas doradas, libélulas y papalotes,
sentados los abuelos, en su café favorito, por fin conversan.

“Galileo Galilei, el mensajero de las estrellas, me ha dicho en sueños”
dice uno de los abuelos “Ahora se suficiente sobre rituales
para entender que hay que rendirse ante al tiempo cósmico”

“Ventana!” Grita el otro abuelo y se levantan de golpe a mirar
algo que sucede en una ventana a lo lejos.
Llega volando un hombre elegante
vestido de negro con enormes alas blancas,
entra a una habitación dorada en donde hay una cama de luz
en la que yace una bellísima mujer que duerme placenteramente.
“Es Psyque” dice uno de los abuelos “Sí” afirma el otro
“y Cupido, que está locamente enamorado de ella
usa su magia para pasar desapercibido e infiltrarse en su recámara…”
“La raptará y llevará hasta un palacio de sirvientes invisibles”
y los dos al unísono “Mmmhhhhh”
“Durante el día ella estará sola” agrega uno de ellos
“pero al llegar la noche” dice el otro “Cupido la visitará
y le hará el amor hasta el amanecer”
Ambos se sientan en mecedoras que acaban de aparecer.

Mientras se mecen, uno de ellos piensa “Esto parece un sueño”
“Pero quizá no es nuestro sueño” replica con el pensamiento el otro
“Parece el sueño de alguien más” piensan los dos.

Se miran a los ojos tratando de reconocerse.
Uno de ellos preocupado dice “Confieso que mi cuerpo entero
padece de una antigua enfermedad violeta”
a lo que el otro agrega “Yo confieso necesitar de un Dios
para poder quejarme de todo, para contradecirlo,
retarlo y después dejar de creer en él”.

Sonríen brevemente y continúan
“Una vez me rompí el hueso de un dedo de la mano izquierda
y no me di cuenta sino hasta el día siguiente”
el otro le responde
“Yo soy incapaz de leer hasta el final las novelas”

Los abuelos empiezan a sospechar que son suficientes confesiones
y en un gesto inusual -de ambas partes-
se abrazan por primera y última vez

“Hoy alguien dirá que me has robado el sueño”
dice uno de ellos “Serás tu el ladrón” dice el otro
“Bla bla bla” le responde
ambos sonríen y se sientan en la orilla de un acantilado
que no estaba allí hace un segundo.
Las olas se transforman en hojas y las hojas
en plumas y las plumas en nudos y los nudos
en ganchos de ropa que no quieren dejar escapar las ideas del jardín…

Descubro dos cicatrices en el envés de mi mano izquierda
nunca antes las había visto, las toco con mi mano derecha y se mueven
me asusto y despierto
sin recordar mi sueño.


© Adrián, Feb. 2012
(Sueño posible gracias a las influencias de Borges, Inmaculada Luna, Elena Poniatowska, Neruda, Cortazar, Capote, Eielson, Kerouac y una pintura de Erika Meriaux)